Scroll

«Skagboys»: Descubriendo al yonqui que hay en mi

Mi relación con el “hedonismo radical”

Fue en 1999 al leer “American psycho” cuando descubrí  la literatura que gira alrededor del “hedonismo” más radical (satisfacer los deseos sin importar las consecuencias ni el daño que se puede causar a uno mismo o a terceros) .

Desde entonces mi interés por  a la obra de Brett Easton Ellis, el Marqués de Sade, Bukowsky, Burroughs, José ángel Mañas o el Irvine Welsh ha ido en aumento. Siempre he sentido  una actitud ambivalente hacia este tipo de literatura: por una parte me repugna lo que cuentan y por otra me resulta atractiva la actitud de desafío hacia la autoridad y satisfacer cualquier tipo de necesidad sin importar el precio.

A Welsh lo tengo especialmente presente pues desde que lo descubrí en el 2002, nunca he dejado de leerlo como si me ha ocurrido con muchos de los autores citados.

 

La literatura como auto revelación

Para mí la literatura es algo más que entretenimiento . Busco en la literatura estímulos que  ayuden a conocerme a mi mismo.

Leer “Skagboys” ha sido como quitar un velo que  ocultaba los aspectos de mí que más me avengüenzan y que siempre me ha costado reconocer. Con el último libro de Welsh he descubierto mi afición por este tipo de literatura está relacionada con una parte muy importante de mí carácter: Mi parte más sádica, envidiosa, rebelde y egoísta.

Skagboys no es el mejor libro que he leído de este “subgénero” pero su lectura ha sido como la última ficha de un puzzle, la ficha que  da sentido a todo. El hecho de que los personajes de esta entrega no estén  no estén tan deshumanizados y caricaturizados como en “Transpotting” o “Porno” ha facilitado esa mirada interior.

El escritor escoces presenta a los míticos personajes de “Transpotting”  semanas antes de engancharse a la heroína y en el proceso hasta convertirse en auténticos yonquis, a mediados de los años 80. La novela empieza con un Renton escribiendo un diario – que como veremos mucho más adelante lo hace en un centro de desintoxicación- donde describe un episodio con su padre siendo un adolescente, con una fuerte carga existencial. Es uno de los momentos determinantes en la vida de Renton que influirán en su elección inconsciente de convertirse en yonqui.

Hay mucha psicopatía en el comportamiento de los personajes, a raudales pero hay momentos de ternura en cada uno de los personajes donde te das cuenta que  detrás de los monstruos, hay resquicios de seres humanos.

O en mi caso que detrás del ser humano hay un monstruo.

 

¿Qué me aportan los personajes de Skagboys?

Spud

El miedo de Spud ante el mundo que lo rodea, que se traduce en una actitud complaciente y conciliadora con sus amigos como manera de protegerse de ese mundo hóstil. Es el más tierno de todos los personajes, nunca me ha parecido patético quizás porque mi miedo esencial es el mismo de Spud.

 

Mark Renton

Renton es el personaje fetiche de Welsh, el que tiene más presencia, el más complejo y mejor elaborado de todos. A mi me suena a “alter ego” de Welsh, por eso de tener una opción de escaparse de esa vida autodestructiva a partir de la literatura y la música. Conecto con su sensación de estar desubicado  (en la universidad, en su familia, con las mujeres) y  el existencialismo de la literatura y la música como una forma de evasión. Además es el único que tiene capacidad de introspección y autoanálisis, por eso siempre sale mejor parado que el resto.

Welsh trata de explicar el proceso de convertirse en un adicto, especialmente ejemplificado en Renton. Aunque superficialmente, describe los aspectos sociales (La política de Margareth Thacher) y las influencias de las relaciones entre padres e hijos como elementos determinantes que llevarán a Renton a tomar decisiones definitivos de carácter vital para su futura adicción: Probar la heroína para demostrarse que no hay límites y la culpa de no asumir las consecuencias de transgredir los límites.

La novela es una buena descripción de la evolución del hábito  adictivo entre la afirmación de que el hábito se puede controlar y abandonar cuando uno lo desee (precontemplación) hasta la ambivalencia entre dejar el consumo y continuar haciéndolo (contemplación) fruto de tomar contacto con las consecuencias negativas del consumo. Ejemplificado esto último en lo que Welsh llama “dilemas yonquis”:

Sick Boy y Renton mientras suben las escaleras de su casa tras un frustrado intento de robo, están planteándose abandonar la heroína definitivamente, pero en cuanto llegan al piso el teléfono suena. Ambos se miran, al sospechar que esa llamada corresponde a un camello toda su determinación de abandonar el consumo de heroína desaparece.

 

Sick Boy

En Sick Boy veo mi parte más avariciosa y envidiosa. Es, junto a Franco el personaje más incómodo para mí, porque su capacidad de seducir a cualquier mujer es un deseo oculto mío.

La novela es prácticamente un mano a mano entre Sick Boy y Renton: “(…) Suelen ser una combinación de una crueldad devastadora. Aunque decían ponerse de los nervios el uno al otro, nunca paran de espolearse mutuamente, como unos gemelos malévolos con fijación por el dolor ajeno” (Pag. 385)

 

Franco

En Franco veo mi propio monstruo. Un monstruo que cuando aparece no mide las consecuencias ni el daño que puede provocar a los demás. Me llena de culpa mi monstruo, que solo suele aparecer ante personas indefensas.

Para mí el momento cumbre del libro es cuando Franco canta una canción con el grupo de Renton y Keezbo. Es la primera y única vez en toda la trilogía donde los personajes se juntan para crear algo en vez de destruir.

 

Pero el amigo Welsh me tiene preparado un último regalo: el ingreso de los protagonistas en una unidad de desintoxicación. Me encanta la descripción que hace de lo que suele ocurrir cuando ingresar en un centro no es una decisión voluntaria (Soy un adicto), sino fruto de la coacción.

A diferencia de “Porno”, “Skagboys” aporta elementos diferentes a los presentados en “Transpotting”.  “Transpotting” es la mejor obra de Welsh, pero “Skagboys” me ha llegado más hondo. Dolorosamente hondo.

Si te gusta la literatura y has leído a Irvine Welsh, ¿Qué te parecen sus libros?

Si te ha gustado mi post, déjame un comentario y compártelo con tus amigos en redes sociales. Si quieres recibir las próximas actualizaciones de mi blog, suscríbete en mi lista de correos.

 

4 comentarios
  • Oscar,,gracias por darnos herramientas para poder adentrarnos en el complejo mundo del «nosotros mismos». Eres muy valiente (y digno de admiración) por publicar parte de temas y detalles tuyos, pero que a la vez nos hacen querer conocer mas de lo que hay dentro de nuestras cabecitas «locas e inquietas»
    Igual que comenta Rafa,,,¡¡Que grande eres!!

    Contestar
    • Muy hondas me llegan tus palabras Pepe!!
      Muy reconfortante que mi artículo estimule tus ansias de autoconocimiento¡¡¡
      Un abrazo

      Contestar
  • Eres una caja de sorpresas.
    Escritores malditos, ¿que será lo próximo?
    Grande, Oscar.

    Abrazo.

    Contestar
    • Hola rafa. Escritores malditos? Nunca habia pensado en ellos en esos terminos. Imagino q su actitu irreverente y rebelde puede resultar incomoda para algunos.
      Gracias por leerme

      Contestar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Designed & Assembled by Mental Republic