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Tocado…y hundido

 

“Tocado…y hundido” así me siento después de este fin de semana, en el que he tenido un módulo de una formación que estoy realizando: Formación en Psicoterapia Clínica Integrativa.

 

¿En qué consiste esta formación?

Hay diferentes disciplinas dentro de la psicología clínica.

La formación que estoy realizando es una mezcla de las terapias humanistas, el psicoanálisis y el psicodrama.

En los primeros seis años de vida todos sufrimos experiencias traumáticas, las cuales se quedan grabadas en nuestro cuerpo en forma de tensiones musculares y corporales. Dependiendo la edad que tenga el niño  cuando  ocurren estas experiencias, se desarrolla un carácter determinado (esquizoide, oral, masoquista, psicopático y rígido) cada uno de los cuales tiene unas manifestaciones concretas  que provocan unos síntomas determinados (inseguridades, fobias, tendencias autodestructivas, dependencias emocionales, adicciones, etc)

Mediante determinados ejercicios corporales (bioenergética) las emociones reprimidas asociadas a estas experiencias traumáticas se liberan. A partir del psicoanálisis, el trabajo sobre el carácter y el psicodrama  se aprende a darles un lugar a estas emociones, para evitar que se vuelvan a reprimir y reaparezcan los síntomas. Cuando conseguimos hacer esto desaparecen los síntomas, cerramos las heridas emocionales; un cambio profundo a nivel emocional ha ocurrido en nosotros que nos lleva a  adoptar comportamientos de autocuidado, autonomía  y coherencia con nuestras emociones.

 

 La terapia de grupo

Todos necesitamos sentir que pertenecemos a un grupo y, a la vez, los grupos reactivan nuestros comportamientos más desajustados, de ahí los elevados niveles de angustia que pueden llegar a generarnos. La mayor parte de las dificultades que presentamos las personas está relacionada con otras personas. Algunos ejemplos: El marido que tiene miedo a que su mujer lo deje y para evitar esto adopta una actitud hipervigilante y celosa hacia ésta. El ama de casa que tiene dificultades para actuar de forma asertiva con su marido, y se “venga de éste” bebiendo alcohol y no realizando sus responsabilidades. La persona que necesita tener el control de todo lo que le rodea y acaba desarrollando diferentes obsesiones.

La formación que estoy explicando se realiza en grupo. La terapia de grupo, cuando se crea un clima de confianza entre sus miembros, actúa como:

1)      Un espejo donde lo que dice cada uno de sus miembros nos va a ayudar a descubrir aspectos desconocidos de nosotros mismos.

2)      Es una oportunidad para experimentar formas diferentes de relacionarse, y así poder “sanar nuestras heridas”.

 

Mi experiencia

Como psicólogo hago indistintamente terapia individual y terapia grupal. Por mi experiencia considero que la combinación de ambas facilita el que la persona pueda hacer desaparecer sus síntomas o encontrar una manera más adaptativa de enfrentarse a las dificultades del día a día.

Como “paciente” también he acudido a diferentes terapias grupales y siempre he salido muy satisfecho de las mismas. Por este motivo trato de estimular a mis pacientes para que acudan a terapias grupales. Muchos de ellos se muestran reticentes a acudir a las mismas. Algunas razones por las que esto ocurre está relacionado con el miedo a ser juzgado por sus miembros, dificultad para compartir intimidades con otras personas, desconfianza a mostrar los aspectos más vulnerables de cada uno.

Entiendo perfectamente las  del “paciente reticente” a la terapia de grupo, pero me suele dejar un poso  de frustración, que se manifiesta en una actitud interna de “!Tú te lo pierdes¡” ya que suelen ser importantes generadores de cambio en las personas.

 

Tocado…y hundido

Hay un sueño que ocurre con frecuencia que consiste en andar desnudo por la calle y ser el blanco de las miradas de las personas con las que nos cruzamos, muchas de ellas son miradas de sarcasmo o burla. Algunas de estas personas son conocidas y otras absolutamente desconocidas.

Alguna vez yo he tenido un sueño como este. Alguna vez en mi vida he experimentado una sensación así en mi vida cotidiana. Recuerdo cuando en el colegio mis compañeros de clase se reían de mi torpeza con el football; siendo adolescente mi torpeza para responder a las ironías. Ambas situaciones me provocaban frustración e impotencia. En general los grupos de personas tienden a reactivar mis vivencias de “torpeza”, o la sensación de que el otro es “mejor-peor” que yo 

La experiencia que tuve el otro día en mi grupo de formación, que gira alrededor de como manejo yo la rabia, está relacionada con este sueño pero con la diferencia de que en vez de que la gente se estuviera burlando de mí, es como si mis compañeros de formación me estuvieran diciendo que el problema no es  ir desnudo. El problema es ir desnudo por una  calle poco adecuada para ir así.

Esta experiencia me ha producido diversos estados emocionales: culpa, vergüenza, tristeza y rabia. Todavía estoy en proceso de digerirlo. Pero me doy cuenta que algo se ha resquebrajado en mi carácter. Algo  que me va a ayudar a relacionarme mejor con la gente.

“El psicólogo tiene que experimentar las cosas en sus propias carnes para comprenderlas” Es una máxima bastante entendida dentro de las formaciones humanistas en psicoterapia, que yo comparto al 100%.

Cambiar pautas de comportamiento problemáticas lleva un proceso, cuyo primer paso es tomar conciencia de dicho comportamiento. Algo más complicado de lo que parece.

Es lo que me ha ocurrido a mí. Estoy en el principio del proceso. Un buen ejemplo de la fuerza de las terapia de grupo.

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