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Un día en la vida de un psicólogo clínico

 

Aunque ya he escrito un artículo sobre  la psicoterapia, a mi me apasiona tanto ser psicólogo clínico que cualquier acontecimiento que pueda serme útil para que entiendas mi trabajo siempre es bienvenido.

Así, a partir de un caso que he tenido recientemente, voy a explicarte “desde las entrañas” como trabajo yo.

 

UN CASO REAL

La primera sesión con una persona.

Una persona con una historia de mucho dolor, abandono y rechazo por parte de su familia de origen. Por otro lado, tiene una fuerte sensación de responsabilidad al tener que hacerse cargo de problemas que no le corresponden a ella.

Durante la sesión trato de crear un clima de calidez para que la persona se sienta, respetada y escuchada cuando habla de  sus intimidades. Consciente del estado de vulnerabilidad en que se encuentra, trato de ser muy cuidadoso con las palabras que utilizo así como con  mis gestos.  Intento ser cercano sin ser invasivo.

En un momento de la sesión la persona se queda callada, su musculatura se pone rígida, la respiración se acelera y evita mi mirada. Algo ha ocurrido que ha reactivado alguna experiencia dolorosa que se repite una y otra vez en su vida. Su reacción es de enfado y ganas de abandonar la sala. Las únicas palabras que dice son “!No sé para que he venido”¡

¿Se ha sentido juzgada, descalificada o incomprendida por algo que he dicho o he hecho?

Le sugiero que me mire a los ojos, que haga respiraciones más profundas y lentas y que hable sobre lo que le está ocurriendo y lo que está pensando.

Es tarde. La persona se ha cerrado como si de una ostra se tratará. A los 10 minutos saca el dinero lo arroja sobre la mesa, se levanta y abandona el despacho dando un portazo.

 

DESPUÉS DE LA SESIÓN

Es la última sesión del día. Normalmente soy capaz de desconectar de los casos cuando me marcho del despacho, camino a casa aprovecho para escuchar música o leer algún libro. En este momento no soy capaz de hacerlo. Revivo mentalmente la sesión  tratando de identificar cual ha sido el desencadenante de su reacción.

No lo encuentro.

Llego a casa y hago las rutinas que suelo hacer por la noche. Me acuesto y antes de dormirme me vuelve el recuerdo de la sesión. Pongo en marcha todos los mecanismos que tengo para apartarlo a un lado y consigo dormirme.

 

ELABORACIÓN

Al día siguiente me pongo en contacto con mi “supervisor” –un psicólogo con más experiencia que yo, al que acudo periódicamente para solucionar las dificultades que me pueden surgir ante determinados pacientes.

 

Transferencia

Una de las peculiaridades de mi trabajo  consiste en ponerme en el lugar de la persona que acude a mi consulta. Es algo parecido a lo que hace un actor cuando tiene que interpretar un papel, para así poder experimentar lo que le ocurre a esa persona.

El sufrimiento tiene una serie de elementos que son comunes a todas las personas. Algunos ejemplos:

  • Duelos: Relacionado con las pérdidas de seres queridos,  etapas de cambio vital (adolescencia, estudiar, trabajar, nacimiento de hijos, jubilación,etc.) o de objetos con un fuerte valor sentimental .
  • Pensamientos y comportamientos repetitivos: Necesidad de tener las cosas bajo control.
  • Miedos y dependencias emocionales: Necesidad de ser importante para alguien.
  • Adicciones o alucinaciones: Formas de evadirnos de la realidad porque esta nos parece desagradable.

 Una vez identifico este sufrimiento en la otra persona, automáticamente revivo un episodio de mi vida donde haya experimentado un sufrimiento parecido. A partir de ahí voy comprobando que mi experiencia podría ser parecida a la suya a partir de determinadas preguntas o reacciones ante comentarios míos.

Si coincide vuelvo a salirme de esa experiencia de sufrimiento, para objetivamente analizar las peculiaridades del caso en cuestión.

Aunque se supone que tengo entrenamiento en hacer este movimiento de acercamiento -distanciamiento,  no siempre lo consigo.

Una de las posibilidades de mi malestar con esta sesión puede tener que ver con no haber conseguido distanciarme en algún momento de la terapia. Es lo que se conoce como transferencia

 

Contratransferencia

La gran pregunta: ¿Cuál ha sido el motivo por el que no he podido “distanciarme” en este caso?

La respuesta gira alrededor de  un sufrimiento de esa persona que  es parecido a un sufrimiento mío, que todavía no he superado.

Se tiene la  creencia que el ser psicólogo te da herramientas para poder superar las dificultades y sufrimientos que surgen en el día a día. Esto es FALSO. Tengo los mismos problemas que tú, la diferencia es que tengo más entrenamiento  en identificar las señales de mi cuerpo indicadoras de sufrimiento.

Así parte de mi malestar en este caso está relacionado con experiencias donde me he sentido sólo, incomprendido y haciéndome cargo de cosas que no me correspondía a mí solucionar. Esto es la contratransferencia.

 

Terapia personal

Una vez que he identificado una posible causa de este malestar. Lo trabajo con mi psicólogo, que es diferente al psicólogo-supervisor.

Si no solucionase este problema, todo lo que he ido describiendo podría volver a repetirse en otra situación.

 

Cada psicólogo tiene su forma de trabajar e imagino que no todos abordarán su día a día de la misma manera que lo hago yo. Si algo he aprendido en mis 11 años como psicólogo es que cada persona es completamente diferente a otra y nunca se puede abordar un mismo síntoma de la misma manera.

A la vez siento un profundo agradecimiento a todas las personas que he tratado a lo largo de los años porque de cada uno de ellos he aprendido algo diferente.

Me observo ahora y recuerdo  cómo era cuando empecé a ejercer mi profesión. No puedo dejar de sonreír al acordarme de mi actitud soberbia  ante los   pacientes.

La esencia de lo que he aprendido con los pacientes que he tratado y de las diferentes formaciones que he hecho y sigo haciendo, es que la humildad y reconocer mis limitaciones es lo imprescindible para llevar a cabo mi profesión.

Este post está dedicado al paciente cuyo caso he descrito. Siento un profundo respeto por el momento que estás pasando y de todo corazón espero que obtengas algo más que sufrimiento de la vida. Te lo mereces.

De todo corazón muchas gracias por lo que me has mostrado.

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