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La mirada de Lola Campos

 

El 30 de Abril falleció Lola Campos. Una persona muy querida para mí, cuya forma de mirar el mundo me ha marcado profundamente. Este es mi homenaje.

 

La mirada del alma

Siempre recordaré la primera vez que conocí a Lola. Fue en el2006,  estaba en el tercer año de formación de Análisis transaccional, y ella era la encargada de prepararnos  para cumplir los criterios que la asociación española da Análisis transaccional (AESPAT) exigía para ser  miembro clínico de dicha asociación. Fue en el gabinete de José Chumillas y Juan Cruz. Llegué tarde al primero de nuestros encuentros. En aquella época yo era algo soberbio e hice un comentario irrespetuoso, no recuerdo el contenido tampoco recuerdo su respuesta. Lo que recuerdo fue su mirada, una mirada que iba directamente a mi alma y cuyo contenido yo lo viví como: “Conmigo, estas no son las maneras”

Pocas veces una mirada me ha dicho tanto. Es su mirada lo primero que visualizo cuando recuerdo a Lola. He tenido la suerte de compartir muchas horas con Lola ya sea en contextos de formación, supervisando casos o siendo su paciente. Normalmente la secuencia siempre era la misma. Yo estaba hablando sobre algún tema y ella me miraba a los ojos. Me resulta difícil explicar su mirada. La imagen que más se acerca a una explicación es cuando estás ante un edificio o una montaña y tienes que alejarte varios metros para poder verlos en su totalidad. Eso es lo que yo sentía que hacia Lola: Lo que yo contaba era un como un detalle de una fotografía, Lola tomaba distancia para ver la fotografía al completo. En ese momento sentía que Lola tenía la capacidad de ver mi esencia, mi totalidad, mi alma.

En ese momento yo dejaba de hablar. Me sentía en el vacío, como cuando te montas en una montaña rusa y estas en ese segundo que vas a empezar la gran bajada. Interiormente me decía “Prepárate, que viene”. Después de unos segundos, Lola hablaba y lo que decía me dejaba completamente desconcertado. Me quedaba en estado de shock,  cuando conseguía asimilarlo era como un empujón de realidad del que no me podía escapar.

 

La mirada curiosa

Lola era una persona abierta a la experimentación,  a cualquier tipo de conocimiento, siempre desde el respeto y nunca desde la descalificación. Era como una niña con ganas de aprender de donde fuera.  Yo fundamentalmente la he conocido en contextos profesionales, y siempre recordaré el respeto con el que describía la ocasión en que fue a un grupo de personas que compartían el haber tenido contactos con extraterrestres: “Sentía mucha curiosidad por lo que podía aprender de ellos, con una vez que fui fue suficiente para darme cuenta de que no teníamos mucho en común pero fue constructivo”. Lola creía mucho en las energías, y en relación a esto decía “mucha gente podría pensar que soy rara o algo psicótica por mis creencias, pero a mí me da igual”

Miro al pasado con nostalgia y con una sonrisa: Cuando al poco de conocerla,  decidía hacer algún “movimiento sistémico”  la sensación de desconcierto que sentía con los mismos. No entendía nada, pero la actitud de Lola transmitía tanta confianza que sentía que eso era algo bueno para mí.  Antes de conocer a Lola, yo no sabía nada de las constelaciones familiares y de los órdenes del amor, con el tiempo se ha  convertido que es una de las herramientas terapéuticas que más han cambiado mi manera de abordar mis dificultades y las de las personas que acuden a mi consulta ¡Cuánto voy a echar de menos tus supervisiones grupales¡

 

La mirada del samurái

Uno de mis maestros  decía que “lo que caracteriza a los samuráis es que conocen 7 ò 8 maneras diferentes de matar a sus enemigos. Un psicoterapeuta es igual que un Samurái, en el sentido que debe tener siempre en su repertorio 7 ò 8 maneras diferentes de poder abordar los  problemas que los pacientes nos plantean”

Lola era una de las samuráis más eficientes que he conocido. Dos ejemplos:

Una vez estaba en un grupo de formación con ella, no tenía ninguna disposición para trabajar estaba en una actitud de rebeldía. Lola me dio una hoja, un lápiz y me dijo: “Simplemente déjate llevar y pinta lo que te salga”  Al rato, me dijo que mirara el dibujo para ver que me evocaba…! Cuánto aprendí aquel día ¡

Una sesión de supervisión individual de casos. No conseguí dejar a nuestra hija  con ningún adulto, la llamé para explicarle lo que había pasado y me contestó: “Tráete a la niña, ya veremos lo que sale”  A la vez que jugaba con la niña, me ayudaba a ver dónde estaban mis dificultades con el caso que llevaba a supervisar. Impresionante.

 

La mirada tierna

Yo quería mucho a Lola. La admiraba mucho y cuando se lo manifestaba  su respuesta siempre era la misma: ¡Quita, quita. Bájame del Olimpo, que a mí no me gusta  que me doren la píldora¡

 Mi madre murió de cáncer hace 15 años, cuando Lola me dio la noticia de que padecía cáncer mi corazón se encogió. Empecé a revivir la enfermedad de mi madre en Lola. En ese momento yo supervisaba con ella, ella sabía la manera en que me afectaba su enfermedad y tuvo la deferencia de llamarme en varias ocasiones para decirme cómo iba su proceso “Que sepas que esto que te cuento no lo suelo contar, pero como lo mío te está tocando especialmente quiero compartirlo contigo”

En plena quimioterapia en Diciembre del 2015, hicimos una supervisión por Skype. Fue la última vez que la vi con vida.  Fue nuestra despedida, pues a partir de ese momento decidí supervisar con otra persona y así se lo comuniqué. Esa despedida con Lola, me ayudó a descongelar sentimientos reprimidos que tenía hacia mi madre.

 

Durante la ceremonia de despedida en el tanatorio, mi compañera Cristina González con la que tantas horas hemos compartido con Lola me dijo una gran verdad: ¡Oski, cuanta suerte hemos tenido de conocer a la Lola¡

Querida Lola. Te estoy muy agradecido por todo lo que he recibido de ti. Una parte de mi corazón te pertenecerá siempre. Eso no impide que cada vez que paso por tu consulta y veo el letrero de que se alquila o se vende, mi corazón se encoje.

 

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5 comentarios
  • Fabuloso escrito que refleja la calidad de Lola.
    Gracias por compartirlo Oscar.
    Ella formó, forma y formara parte de mi vida por siempre.

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  • El valor de la mirada, con Lola siempre fue una máxima. Gracias por compartir tu entrañable y profunda experiencia. La conocí, aprendí y compartí muchas experiencias muy valiosas con ella. Siempre la llevaré en mi corazón. Un abrazo. Adrián

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    • Hola Adrián. Me alegro que te sientas identificado con mis vivencias. Gracias por leerme.

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  • Gracias por compartir tu experiencia. Yo también conocí esa mirada y aprendí mucho con Lola. Gracias Lola!

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    • Hola José Antonio. Gracias también a ti por leerme y dejarme un comentario.

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