La ansiedad: esa amiga despreciada
La ansiedad generalizada es una sensación común y frecuente. La mayor parte de las personas, por no decir todas, hemos experimentado alguna crisis de ansiedad de mayor o menor intensidad.
Son fácilmente identificables, dificultad para respirar, aumento del ritmo cardíaco, sudoración, bloqueo del pensamiento, mareo, sensación de despersonalización, estrés, etc. La ansiedad tiene multiples síntomas que varían en sus manifestaciones y en la intensidad, pero siempre cumpliendo un mismo patrón, una sensación subjetiva desagradable.
Tipos de ansiedad generalizada:
- La ansiedad adaptativa, que se activa en situaciones de peligro (Ej. Experimentar un ataque de ansiedad cuando estamos ante un toro).
- La ansiedad desadaptativa que aparece en situaciones, que a priori, no tienen ninguna connotación peligrosa (Ej. Incapacidad de estar en un centro comercial)
- La ansiedad psicótica que aparece en los episodios psicóticos.
En situaciones de crisis de ansiedad buscamos desesperadamente métodos para eliminarla pero, ¿y si la ansiedad fuera un canal que utiliza nuestro organismo para transmitirnos algún mensaje?
Mi Experiencia en el campo de la ansiedad
Cuando empecé mi práctica profesional, hace ya más de 10 años, mi manera de abordar la ansiedad poco tiene que ver con cómo la abordo en estos momentos.
Tenía toda la ilusión del mundo por ayudar a las personas con problemas, y dada mi escasa experiencia, todo giraba alrededor de las técnicas cognitivo-conductuales. La intervención cognitivo-conductual, simplificando mucho, plantea que las conductas desadaptativas están relacionados con un determinado tipo de pensamientos distorsionado o negativo. Por lo que si cambias estos pensamientos, se corrigen dichos comportamientos problemáticos.
La persona incapacitada por su crisis de ansiedad, en forma de depresión, agorafobia, estrés, fobias o trastornos de personalidad evitativos, acudía a mi consulta pidiéndome que le ayudara a eliminar dicha ansiedad o, en el peor de los casos, a hacerla tolerable. Yo ponía todo mi empeño en enseñarle estrategias para resultados, me aliaba con el paciente y con la medicación psiquiátrica (ansiolíticos). Generalmente a corto plazo el paciente conseguía mantener a raya la ansiedad, pero tarde o temprano ésta acababa volviendo.
Como abordo ahora la ansiedad generalizada
Con el tiempo empecé a acudir a psicólogos más experimentados que yo para resolver mis dificultades (sí como dije antes todos podemos sufrir un ataque de ansiedad, incluido yo).
Ellos me ayudaron a darme cuenta de que yo también trataba de eliminar mi ansiedad de la misma forma, y obtenía resultados muy parecidos que con mis pacientes.
Con la ayuda de estos profesionales y el posterior aprendizaje de modelos de terapia de carácter más humanista (Análisis transaccional, constelaciones familiares, Eneagrama, Bioenergética) me mostraron que las crisis de ansiedad son manifestaciones de conflictos no resueltos, profundizando en estos conflictos la crisis desaparecía.
En mi caso aparecían conflictos relacionados con la exigencia y el miedo (estrés y ansiedad), haciendo así la vía de solución más clara.
Desde entonces este ha sido mi punto de partida en el trabajo con la ansiedad de forma generalizada: el de una amiga que nos dice a la cara aspectos de nuestro ser que no queremos (o podemos) ver.
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[…] como una justificación para eludir responsabilidades escolares o laborales. Síntomas como los trastornos de ansiedad (fobias, obsesiones, cuadros de ansiedad generalizada o crisis de […]
[…] Lo que para ti es un problema, para el psicólogo es una llamada de auxilio. Al igual de que la fiebre nos advierte de que algo malo le ocurre a nuestro organismo; tus síntomas y problemas reflejan un desequilibrio emocional profundo. […]
[…] hemos experimentado alguna vez tristeza, ansiedad o sentimientos de irrealidad (deja vu, o ver cosas que no existen). Pero no se puede confundir […]
[…] relacionados con el miedo a perder a la pareja. Asociados a estos pensamientos aparecen síntomas de ansiedad, irritabilidad, problemas de concentración y bajo estado de ánimo; así como conductas […]
Mi primer ataque de ansiedad fue a los 16 años. Literalmente se me paró el corazón, o eso creí. Tuve una taquicardia bestial. Después de muchas pruebas me diagnosticaron ansiedad. Pasé mucho tiempo acostándome y creyendo que no iba a volver a levantarme. Por desgracia, he tenido que convivir con esta dolencia hasta hoy (unos 25 años). Al final me he acostumbrado y digamos que ‘la domino’. Los fármacos me ayudan mucho, pero la causa subyacente que la provoca sólo la he podido conocer con terapia, terapia y más terapia.
No le desearía una crisis fuerte de ansiedad ni a mi peor enemigo, pero con ayuda (farmacológica y psicológica) se puede llevar e incluso OLVIDAR.
Rafa
Muchas gracias por compartir tu experiencia Rafa.