Las relaciones de pareja basadas en el amor destructivo
Cuando pienso en relaciones problemáticas de pareja, automáticamente la imagen que me viene a la cabeza es la película de “La guerra de los rose”.Si no la has visto, la película dirigida por Danny DeVito y protagonizada por Michael Douglas y Kathleen Turner narra el matrimonio de los Rose: la fase de enamoramiento, la consolidación de la pareja y la crianza de los hijos, los conflictos de pareja y las consecuencias catastróficas de no resolver estos conflictos.
La película tiene un tono cómico, motivo por el que algunas de las escenas más violentas rozan la caricatura, pero desde el momento que la vi el 1990 me impactó lo verídico de la esencia que transmite la película: El amor se puede manifestar de múltiples maneras y cuando una pareja no se separa, por muchas conductas agresivas que se den entre sus miembros, subyace un sentimiento amoroso.
Yo las llamo relaciones basadas en el amor destructivo
LOS COMPONENTES DEL AMOR
Para Robert Stenberg, un psicólogo americano, el amor consta de tres elementos: El compromiso, la pasión y la intimidad.
El compromiso supone asumir que una relación de pareja es un proyecto común donde cada uno de los miembros renuncia a su parcela de comodidad personal para adaptarse a las necesidades de la otra persona. En los momentos de crisis en una pareja el compromiso es la fuerza que lleva a sus miembros a intentar llegar a un acuerdo que sea satisfactorio para ambos, donde se establece un equilibro entre renuncias y ganancias.
La complicidad que se establece entre una pareja puede ayudar a entender el concepto de intimidad, donde cada miembro de la pareja muestra su auténtica naturaleza sin temor a los juicios o las críticas. Cuando uno se siente respetado por el otro, es más fácil aceptar al otro tal como es sin intentar cambiarlo.
La pasión incluye todo lo relacionado con la sensualidad, la sexualidad o las caricias entre los miembros ya sean estas en forma de piropos, regalos o muestras de reconocimiento. Todo aquello que hacemos por la otra persona, o que el otro hace por nosotros, donde se palpa la atracción y el deseo que nos hacen sentir que todavía resultamos atractivos e importantes para nuestra pareja.
En función de las combinaciones que se dan entre estos tres elementos se pueden dar hasta 7 tipos diferentes de amor.
Pero en ninguna de estas siete categorías Sternberg describe alguna que aluda a este amor destructivo. La cuestión es que en mi trabajo como psicólogo observo frecuentemente este amor destructivo.
Podemos llamarlo una caricatura de lo que es el amor por las consecuencias destructivas que suele acarrear tanto para la pareja, familiares y sobre todo hacía los hijos. Pero amor al fin y al cabo.
MANIFESTACIONES DEL AMOR DESTRUCTIVO
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El papel de las Agresiones
Las personas somos por naturaleza seres sociales, esto es que relacionarnos con otras personas satisface una necesidad vital para los seres humanos: El reconocimiento. Se entiende por reconocimiento “toda conducta cuyo fin es que el otro nos tenga en cuenta y tengamos un lugar propio dentro de un grupo”. Así todo lo que hacemos los seres humanos (éxito social o económico, solidaridad, amor, etc) estaría dirigido a satisfacer esta necesidad. Es más si las personas no pueden obtener alguno de estos “reconocimientos positivos”; buscan “reconocimientos negativos” – tales como dejarse humillar por otra persona o ser la “oveja negra” de la familia- pues la indiferencia ante el otro es algo intolerable para el ser humano.
Las relaciones de Amor destructivo se alimentan de “reconocimientos negativos” y estos se obtienen mediante agresiones. Las agresiones que se dan en las relaciones de amor destructivo son de dos tipos: Las agresiones directas y las agresiones encubiertas.
Algunos ejemplos de agresiones directas son los insultos, las agresiones físicas o las infidelidades.
Algunos ejemplos de agresiones encubiertas son la privación de necesidades importantes para la otra persona (sexo, viajar o pasar tiempo con la familia política), manipular a los hijos para ponerlos en contra de alguno de los miembros de la pareja, anteponer frecuentemente las necesidades propias a las de la otra persona, tener secretos que influyen directamente en el proyecto común, evitar responsabilidades por estar enfermo o padecer enfermedades mentales.
Con frecuencia me preguntan cuál de las dos es más dañina. Mi respuesta es que las dos son igual de dañinas.
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Relación desequilibrada/ “La culpa la tiene el otro
Una de las características más claras del amor destructivo es que cada uno de los miembros tiene la vivencia de no sentirse apoyado o comprendido por la otra persona. Así cada uno de los miembros describe descalificaciones, faltas de respeto, humillaciones o comportamientos egoístas por parte de la otra persona. Cada uno de los miembros se siente víctima de las agresiones del otro miembro.
De cara a la imagen que muestran ante los familiares o amigos suele haber uno más identificado con el papel de víctima y otro con el papel de agresor. Los propios miembros de la pareja pueden llegar a estar de acuerdo con esta imagen, ya que las agresiones directas son más fáciles de reconocer que las encubiertas, pero en la intimidad de la relación ambos actúan como víctimas y agresores.
La identificación con cada rol es tan grande que, generalmente aquel que tiene una imagen hacia los familiares y amigos más acorde con el sufridor o paciente, tiene más dificultades para reconocer sus agresiones. Cuando el sufridor acaba reconociendo sus agresiones, al igual que el agresor, las acaba justificando como una defensa ante el ataque del otro.
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Delegar la responsabilidad de seguir juntos en elementos externos a la relación
Los propios miembros de la pareja de amor destructivo son conscientes de su infelicidad pero justifican la importancia de seguir juntos por razones como:
1) La ruptura va a suponer un trauma para los hijos.
2) Va a ser un disgusto muy grande para la familia de origen de los miembros de la pareja.
3) No hay disponibilidad o acuerdo económica para llevarlo a cabo.
4) Creencias religiosas contrarias a la separación.
CONCLUSION
Si algo he aprendido de mi experiencia como psicólogo es el respeto y la humildad ante los comportamientos de los demás. Las personas actuamos buscando el máximo bienestar y yo no soy nadie para juzgar como tiene que comportarse cada uno. Además respeto profundamente a las parejas que se sustentan en el amor destructivo, pues al fin y al cabo es un tipo de amor.
El problema de las relaciones basadas en el amor destructivo es que las consecuencias las acaba sufriendo el más desvalido y frágil: los hijos. Una ruptura de los padres es traumático para los hijos; vivir en el mismo techo que una relación basado en el amor destructivo deja una herida en los hijos que a veces nunca llega a cicatrizar.
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Imagen cortesía de Twentieth Century Fox