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¿Padece nuestra sociedad un trastorno delirante persecutorio?

 

Hace unas semanas vi una película llamada “Objetivo: La casa blanca”. Se trata de una película norteamericana que plantea las consecuencias que tendría un atentado terrorista a la Casa Blanca. En el fondo es un ejercicio propagandístico de la fortaleza del gobierno y la sociedad estadounidenses, lleno de clichés y estereotipos: El jefe de seguridad del presidente, una persona leal e integra atormentada por no ser perfecta al no haber evitado salvar la vida de la mujer del presidente en un accidente de coche, que tendrá la oportunidad de resarcirse salvando al presidente; El presidente de los Estados Unidos, una ejemplo de virtuosismo; el traidor estadounidense que se vende a los terroristas por dinero;  abnegación y amor hacia la patria con un bombardeo de mensajes estilo  “Dios bendiga a la nación más poderosa del mundo: Los Estados Unidos de America” o “Somos una nación unida que resurge con más fuerza y convicción cuando más se nos intenta hundir”

Los mensajes más importantes de la película son dos.

 Uno dirigido a la sociedad estadounidense: “Vivimos tiempos difíciles. Somos la mejor sociedad del mundo y el resto de naciones envidian nuestro estilo de vida y capacidad de influencia; algunas de estas naciones no lo aceptan y van a hacer lo imposible para destruirlo. Todo lo que hace nuestro  gobierno  está dirigido a protegeros, pero no somos invulnerables. Por eso los estadounidenses tenemos que estar  preocupados, porque los ataques van a dirigirse hacia lo que más queremos y pueden estar organizados por estadounidenses traidores y corrompidos. Por eso vigilad a vuestros hermanos para que no se descarríen y no cuestionéis nuestras acciones militares”

El mensaje hacia el resto del mundo es: “Podéis atacar lo que más amamos pero el espíritu estadounidense es inquebrantable. Haremos lo que sea para proteger a nuestros ciudadanos, si no estás de nuestro lado atente a las consecuencias”

Esta vivencia de paranoia y desconfianza continua que existe en la sociedad americana, de la que la película es un reflejo, a mí me recordó a las personas que padecen una patología psiquiátrica llamada trastornos delirantes, de tipo persecutorio.

 

¿Qué son los trastornos delirantes?

Dentro de los manuales diagnósticos de los trastornos mentales (DSM y CIE) están incluidos dentro del apartado de “Esquizofrenias y otros trastornos psicóticos”. Hace un tiempo escribí sobre las psicosis, lo que caracteriza a las personas con un trastorno delirante es  el desarrollo de un sistema de ideas y creencias en relación a un tema específico, que pese a carecer de pruebas objetivas que demuestren que lo que afirman es cierto, vivencian como verdadero e incuestionable.

La diferencia con las Esquizofrenias es que suele producir menos deterioro en la actividad laboral o social. En ocasiones la persona realiza sus actividades diarias con absoluta normalidad, siempre y cuando lo que le ocurre en su quehacer cotidiano no esté relacionado con la creencia delirante, es lo que se conoce como “delirio encapsulado”.

Este sistema de creencias irracionales suele girar en relación a seis tipos: creencia de que otra persona está enamorado de uno mismo (delirio erotomaníaco); convicción de tener algún talento, intuición o haber realizado algún descubrimiento extraordinarios (delirio de grandiosidad); convicción del que el conyuge o pareja es infiel (delirio celotípico); creencias relacionadas con funciones o sensaciones corporales (delirio somático); creer que se está siendo objeto de una conspiración donde se le está engañando, espiando, drogando, envenenando, calumniado e impidiendo que consiga metas a largo plazo (delirio persecutorio)

 

En que consiste un delirio persecutorio

En mi experiencia profesional el tipo que más he observado es el delirio persecutorio. No hay que confundirlos con la idea de persecución provocada por el consumo de alguna droga (cocaína o cannabis), aunque en ocasiones el consumo de drogas puede dejar como secuela un trastorno delirante.

Generalmente una persona con este problema no se pone en tratamiento psicológico o psiquiátrico pues para ellos es una convicción verdadera. Las personas que yo he tratado con este problema acudían “obligados” por la familia-pareja o por decisión judicial.

Las características más comunes de las personas que padecen este trastorno son:

  • La convicción de que el problema siempre lo tiene el otro, de tal manera que todos sus comportamientos por muy desadaptativos o destructivos que sean son justificados como una manera de defenderse ante una amenaza.
  • No hay conciencia ni reconocimiento de problema
  • Concepción maniquea del mundo: o estás conmigo o estás en mi contra
  • Desconfianza para el contacto íntimo: sienten que si se muestran tal como son pueden ser más  vulnerables.

Las causas de los trastornos delirantes giran alrededor de la interrelación de tres componentes. Los relacionados con elementos biológicos (neurotransmisores y genética). Los relacionados con elementos psicológicos (historia personal de la persona y creencias derivadas de la misma). Los componentes relacionados con elementos sociales (valores familiares y culturales)

 

¿Padece nuestra sociedad un trastorno delirante persecutorio?

Se desconoce la frecuencia que se da el trastorno delirante persecutorio en la sociedad. No soy investigador ni estadístico, y no se la frecuencia que se da este tipo de trastorno en los centros asistenciales pero  en la historia de la psicopatología suele haber una relación entre los valores de la sociedad y la psicopatología. Cuando apareció el psicoanálisis a finales del S.XIX, en la Viena aristocrática, los trastornos histéricos eran los más frecuentes. En los años  80 y 90, una época de centrada en el hedonismo y  en dar rienda suelta a los instintos, abundaron los problemas asociados con el consumo de drogas ilegales.

Los valores de Estados Unidos se acaban exportando a Europa. Mi impresión es que esta vivencia de desconfianza y paranoia que aparece en “Objetivo: La Casa Blanca” cada vez cala más fuera de sus fronteras. No es mi intención hacer un análisis sociológico o antropológico sobre  política o la globalización, pero como he comentado lo que impera en una sociedad tiene sus consecuencias en los individuos que la conforman.

George Orwell en su utopía negativa “1984” planteaba lo fácil que es mantener unida a los ciudadanos de una nación mediante el miedo y la desconfianza. “Objetivo: La casa blanca” es un ejemplo de esto y comparte las características que he comentado.

Pese a toda la desconfianza y el miedo que nos llegan desde los medios de comunicación, y de la que resulta muy difícil no contagiarse, yo tengo una profunda fe y esperanza en las personas.

Tengo muchos ejemplos que corroboran esto.

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Imagen cortesía de «Milennium films»

 

 

2 comentarios
  • Estupendo articulo Oscar! En contenido y forma! Absolutamente de acuerdo con lo q expones!

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